Cuatro días de fiesta más en cuanto a las celebraciones que a la fiesta en sí porque me ha tocado estar de guardia y revisar unas cositas y aunque han sido un par de horitas el estar ahí, mirando, hace que ni estés trabajando ni te acabes de desenganchar.
Esta es la parte mala de estos días que, si bien ha sido poca cosa, es de esos granos que no hacen granero pero ayudan a su compañero y que al final te dejan fundido y con la necesidad de vacaciones para desconectar del mundo.
En lo atlético han sido 5 días (si contamos también el miércoles) de los cuales he podido sacar dos días de calidad, aunque seguidos:
Miércoles: 13 x 400 en Vicálvaro. La intención era hacer 15 pero el ritmo demasiado alto, 1.15 de media me impidió hacerlos todos.
Jueves: 3 x 2.000 en el bosque. El último por debajo de 7'. Quería hacerlos a ritmo de media (3.40) pero al final corrí más.
El resto de los días, viernes, sábado y domingo, ha sido un salir a hacer kilómetros como buenamente se ha podido para quitarse las comilonas y las cervezas.
A continuación detalle de los eventos.
Jueves: comida con la gente del Páris. Cervezas, comida grasienta y no sé cuántas pintas hasta la hora de la cena.
Viernes. Comida con mi hermana: un buen costillar a la BBQ. Sólo un par de cervecitas porque había que conducir
Sábado: Cena en casa con Jose, Marisa y Nacho. Cena de cuaresma, es decir, sin nada de carne, pero con ventresca, ensalada, tabla de quesos, tortilla. De postre los papis nos ventilamos más de media botella de ron dominicano.
Luego hay veces que me pregunto que por qué no ando todo lo que me gustaría...
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