En febrero el loco, ningún día se parece a otro.
Este refrán que hace referencia a cómo es este mes meteorológicamente hablando puede servir para ilustrar cómo he entrenado durante este mes, sin apenas dos semanas seguidas de misma rutina ni mismos lugares ni mismos compañeros de viaje con lo que ni siquiera he podido comparar la evolución o involución.
Lo más destacado de este mes han sido las dos competiciones. El 3 de febrero corrí el campeonato de Madrid de 800 y el 17 el de veteranos en la misma distancia. Por que elegí esta distancia es fácil, para trabajar los ritmos altos por abajo de cara a la cita del 1.500 en el cto. de San Sebastián el 23 de marzo.
Es la primera vez en mi vida atlética que hago dos competiciones en pista en la temporada de invierno. La experiencia me ha resultado gratificante y no descarto volver a hacerlo sobre todo si no estoy inmerso en planes de maratón, cosa que me gustaría enormemente y en cuyo caso sería totalmente contraproducente ponerse a hacer carreras a ritmos anaeróbicos de 3 km. como máximo.
Apenas he podido entrenar lo rápido. Durante este mes ha habido semanas en las que ni siquiera he podido acercarme a la pista, otras en las que habiendo ido no me he encontrado con nadie con lo que si ya de por si es difícil entrenar a ritmos altos, si encima hay que hacerlo solo hay muchas posibilidades de no hacerlo. Y luego está la cuestión meteorológica, con días con mucho viento, mucho frío. También, todo hay que decirlo, ha habido días en los que se ha podido correr en pantalón corto y con una camiseta fina.
Conclusión, he entrenado pero de aquella manera. El objetivo del campeonato de San Sebastián va poco más allá de la presencia, el vivir la experiencia de correr un campeonato de Europa, de hacerlo en pista cubierta y hacer un papel digno.
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