Corredor venido a menos, atleta multifacético, administrador y community manager de www.elatleta.com, entrenador del Club de Atletismo Páris y organizador del Trofeo Páris de atletismo.
jueves, 14 de marzo de 2013
Habemus papam
Hubo fumata blanca y tenemos nuevo papa. El dato objetivo es que es argentino, jesuita y que es el primer papa latinoamericano y por tanto del nuevo continente. Lo que hay más allá de esto, me refiero a que si supondrá un cambio en la iglesia, si supondrá la emergencia de América del sur, etc. es algo que está fuera de mis conocimientos.
Pero el post de hoy no va de la iglesia católica, ni del cónclave, ni de la elección del papa. Tiene que ver con cómo afectan algunos acontecimientos en nuestra afición cuando tenemos que compartir espacio con el resto de las actividades que se pueden desarrollar en una ciudad.
En le caso de Roma, su maratón se celebra el próximo domingo 17 de marzo. El hecho de que se estuviera celebrando el cónclave ponía en duda su celebración. La organización y las autoridades de la ciudad ya estaban estudiando itinerarios alternativos para que la carrera no tuviera que celebrarse. Finalmente parece que seguirá la ruta original, la que estaba prevista antes de que se comenzara con la elección del papa.
Pero es que la de Roma es sólo el último ejemplo. Si miramos al mes de noviembre recordaremos que el huracán Sandy asoló la costa este de Estados Unidos lo que obligó a la no celebración del maratón de Nueva York. Algunos de los que fueron a Nueva York a correr decían que para el día de la celebración de la carrera la ciudad estaba preparada, pero las autoridades decidieron que no era conveniente dedicar recursos a la celebración de una actividad de ocio mientras que los ciudadanos no tuvieran todos los servicios disponibles (y había gente sin casa, sin agua, sin luz, etc.)
En España tampoco somos ajenos a este tipo de cambios. El último que se me ocurre es el de las elecciones generales del 2.011 que obligaron al maratón de Valencia a retrasar su celebración una semana. Estaba previsto que aquel año se celebrara el 20 de noviembre pero aquel día hubo elecciones y se retrasó al 27 del mismo mes. Como mal menor se puede decir que estas cosas se saben con la suficiente antelación y el trastorno es menos, aunque más uno tuvo que andar cambiando reservas, billetes y vacaciones.
El corredor muchas veces cree que lo suyo es lo más importante y que no hay excusa para que no se celebre una carrera, pero los hechos nos demuestran que hay cosas más importantes en la vida, que no vivimos solos en las ciudades y que éstas son espacios que hay que compartir aunque muchas veces no estemos de acuerdo en cómo se gestionan.
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