Siempre he dicho que empecé a correr en el 96 y que empecé a entrenar en el 2.002. Y desde que entreno, primero bajo la dirección de Carlos Llanos y luego, tras un par de cursos, bajo mis propios mandados, he hecho un mínimo de 6 sesiones semanales y he llegado a enlazar 4 semanas con un solo día de descanso (esto se supone en época de máxima carga o cuando estaba preparando un objetivo).
Pero los años pasan y los cuerpos van resintiéndose. Este año (esta temporada más bien) estoy teniendo bastante mala suerte con las lesiones. No es que me lesione contiunamente, pero sí me pasa que cuando voy a llegar al día D me pasa algo.
El domingo antes del 10.000 del Mapoma me hice daño en un tobillo, el jueves antes de la norte-sur en el último 100 de la última serie de 200 que estaba haciendo bastante más despacio que en semanas precedentes, contractura en el isquio. La semana pasada algo así como un accidente doméstico que me dejó tocado el gemelo. El sábado próximo iba a correr la Melonera y quería sacar a relucir las semanas de 70 y 80 km. durante el verano. En fin, todo un cúmulo de mala pata.
¿Solución?
Durante este verano estaba haciendo un plan de entrenamiento para maratón y planteé uno de 4 días. Estaba pensado para un atleta que tiende a lesionarse cuando acumula cierto volumen o cuando entrena muchos días seguidos. Creo que con un plan de 4 días a ritmos moderados en el que hay prácticamente día de entrenamiento-día de descanso, el cuerpo puede aguantar.
Y teniendo en cuenta que últimamente estoy lastrado por las lesiones estoy empezándome a plantear un modelo de entrenamiento similar, con 4 días de carrera y el resto para eso de quitarme el mono y demás, trabajar el tren superior, algo que los corredores solemos descuidar bastante. Como mucho los lunes irme al parque y hacer la gimnasia con los del Edward.
Este es mi propósito para el curso que empieza.
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