El 800 vespertino El paso por el 400 se me hizo a llevadero. Yo me instalé en un segundo grupo, me puse detrás de uno muy corpulento que me tapara el aire y apreté los dientes. En la última contrarecta el grupo apretó, pero me mantuve, no sin enfuerzo, con él. Ya dentro de los últimos 200 me vi con ganas y aceleré, adelantando a un par de ellos. Ya en la recta final me adelantó otro componente del grupo y en esas posiciones me matuve hasta el final. Me marqué un 2.12 bastante goloso que mejora en 4'' mi marca del año pasado. En un día he mejorado mi 800 y mi 3.000. Es para estar contento.
Después de la paliza de la mañana tocaba batirse el cobre en el 800. Corrí la primera serie rodeado del chavales, que casi nunca dan la cara pero que luego en en esprint te fulminan.
El día se levantó airoso, muy airoso. Eso me impidió hacer la mejor marca posible y, sobre todo, condionó la carrera.
Ésta salió lenta. Pasamos los dos primeros kms. en torno a los 3.10, lo que me permitió ir en el grupo de cabeza. A cola, pero al fin y al cabo en el grupo de cabeza, con lo que algo de aire me quitaron los galgos que me precedían.
Pero justo cuando empezamos el tercer km. a los galgos les dió por correr y me quedé en tierra de nadie. Tuve que hacer la recta de meta tres veces sólo, con el viento en contra. El último km. se me fue a 3.16.
Como curioso destacar que como todo el mundo estaba en la tribuna del estadio el paso por la recta de meta era impresionante. Y me refiero a cómo se oían los ánimos de todo el mundo animando a los suyos. Y no se por qué parece que el oido se agudiza y entre todas las voces distingues las que conoces, las que te animan a ti. A uno de los que pude distinguir fue a Carlos (el mister). Creo que fue en la penúltima vuelta cuando me apretaba (me animaba) y yo no pude evitar hacerle un gesto con las manos como diciendo: 'Si es que no doy para más. Esto es lo que hay'.
La marca, impensable hace unos meses. 9.37.
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