Nada más darse la salida fuimos tres los que cogimos la cabeza: Pedro (uno del Edward), Carlos (el ganador de, por lo menos, las dos últimas ediciones) y yo. Mi estrategia era muy clara: aguantar en cabeza hasta donde pudiera para hacer un último mil a tope. Pero nada más comenzar las subidas vi que el ritmo que habían impuesto era muy alto y me quedé.
Al poco a Carlos le pasó lo mismo, lo que sólo significaba una cosa: que Pedro estaba muy muy fuerte. En este punto, al comienzo de la cuesta más dura del circuito, me adelantó un corredor. No es de los habituales del parque y no lo conocía. Pero su paso por la cabeza fue flor de un día. Como a media cuesta le adelanté. De hecho según transcurría la carrera casi todos le pasaron.
Con la subida a la cuesta me entró el momento de crisis, ese que entra en muchas carreras cuando vas al límite y que te 'invita' a abandonar. Pero fui fuerte, regulé un poco y me rehice.
En el primer paso por meta había unas distancias como de 100 metros entre primero y segundo y segundo y tercero. Y más o menos así se mantuvieron hasta el final. En la segunda subida a la cuesta vi como uno de los de atrás, otro Edward, iba recortándome distancia, pero nunca llegó a inquietarme, pese a lo cual no le quité ojo.
Acabé tercero, con la satisfación de haberlo dado todo y con buenas sensaciones de cara a las carreras venideras. ¡Otro podio para mi currículum atlético!
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