La verdad es que mi memoria no llega a recordar si hace unos años a estas alturas de diciembre el suelo estaba tan repleto de hojas o ya habían sido engullidas por la madre naturaleza. El caso es que hoy, que me he marcado un rodajito al mediodía por Valdelatas, entre pinos, encinas y otros árboles de los que si se les caen las hojas en otoño, la sensación que he tenido ha sido casi siempre la de ir rodando por una alfombra de hojas secas.
El día ha acompañado de verdad y con Pino y Mora que tienen bastante más conversación que de cosas de correr la cosa se ha hecho de lo más amena. La temperatura ideal para rodar sólo con las mallas cortas y, en mi caso, con manga corta, nada de aire y un tímido sol qie daba el calor justo para que ni nos asfixiásemos ni nos abrasáramos.
Total que nos hemos marcado 60 minutillos tranquilos (Pino ha tomado tiempos en uno que pica para arriba y le ha dado 4.40), pero en general el rodaje ha sido cómodo y al ritmo que ha marcado Mora que está lisiado con problemas en los isquios. Todo un regenerativo que, además de regenerar las piernas también regenera el espíritu.
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