El maratón de Madrid era el día D para dos de mis "apadrinados", Luis y Landes (también Luis). Ambos han confiado en mi y han seguido mi plan y ambos con buenos resultados previos, incluídos alguna marca personal. Pero había que enfrentarse al maratón. Uno debutaba, Landes, y el otro es perro viejo, Luis. Los dos tenían objetivo similar, estar en torno a las 3.30.
Para acompañarles había pedido la ayuda de varias liebres y al final conté con Palacios, Alberto y Luis (este se unió a última hora) que les acompañaron en la segunda mitad. Yo salí con ellos y les llevé hasta el km. 23. El objetivo era marcar el ritmo a una media de 5 el km.
La subida de la Castellana hasta Plaza de Castilla nos sirvió un poco de calentamiento. Algún kilómetro se nos fue hasta 5.20 pero objetivamente ese es el tramo más duro de la carrera, lo que pasa es que como se hace al principio no se nota. Aquí ya hubo un par de señales que no me gustaron nada. En el km. 2 yo ya empezaba a sudar, y eso que estábamos a poco más de las 9 de la mañana y corriendo a un ritmo mas lento de lo que sería mi ritmo de maratón. Vamos, que el día salió caluroso y eso, en un maratón, siempre es un handicap.
Una vez coronamos Plaza de Castilla nos pusimos a ritmo. Es verdad que muchos tramos eran de franca bajada y hubo varios kilómetros que los hicimos en 4.50 y alguno incluso en 4.45. Yo me limitaba a regular, mantener el ritmo lo mejor posible y si alguno de estos asomaba el morro le echaba p'atrás.
Además yo hacía de aguador, cogiéndoles la botella en cada avituallamiento. Esto, que parece una tontería es casi un seguro de vida ya que el que corre sólo tiene que preocuparse de correr, sin cambios de ritmo ni riesgos de ningún tipo ya que los avituallamientos son una guerra.
Así fueron pasando los kilómetros. La media la pasamos en 1.45 y algo, es decir, clavao. Unos metros antes del km. 23 me esperaba el 2º turno de liebreo y allí me bajé yo, no sin alguna tentación de seguir y terminar la carrera.
Desde aquí cogí el metro y me fui hasta Atocha. Cuando llegué el único rastro que había del maratón eran las líneas de la carrera y el tráfico cortado porque por allí ni había público ni había corredores. Debí llegar en el momento en que acaba de pasar toda la élite y los populares todavía no han aparecido. Me fui hacía el río siguiendo las líneas y enseguida me encontré con algún corredor y a partir de aquí empezaron a gotear.
Cuando estaba un poco más abajo del 38 me encontré con Mario que estaba haciendo 25 km. a ritmo de maratón (corre en Vitoria el día 11 de mayo) y unos minutos después con Santi Gomez Chinchón. Y con él me puse hasta la entrada al Retiro. La verdad es que el tío iba como un tiro. La gente se quedaba flipada porque comparado con cómo iba el resto de la gente nosotros íbamos de maravilla (yo lógico, estaba fresco pero Santi, que llevaba el maratón entero...) Al final entró en 2.52.xx.
Cuando llegué al Retiro y me dí la vuelta algún espectador se quedó flipado pensando: "pero ahora no te retires". Yo les sonreí y me volví hasta el 40. Allí me encontré con Chuky y me enganché con él hasta la entrada. Otra vez vuelta al 40 y allí ya me quedé esperando a Luis y Landes.
El primero en aparecer fue Luis, que iba con Palacios y el otro Luis. Unos minutos después Landes que iba muerto, con calambres. Hizimos ese tramo final un rato andando y otro corriendo. Al final Luis 3.39 y Landes 3.45.
El maratón es otra carrera, nada tiene que ver con el resto y hay muchos factores que entran en juego. Durante la carrera todos veíamos a Landes mejor que a Luis pero al final fue éste el que mejor se adaptó. Luis ya hizo 3.38 el año pasado y la experiencia es un grado; Landes debutaba y quizás su cuerpo todavía no está acostumbrado a estas distancias.
En cualquier caso buen día de atletismo, bronceado al canto (el sol pegaba y 4 horas al sol te ponen morenito) y la convicción de que si puedo Madrid no será el maratón en el que vaya a hacer marca porque es jugarte 10 semanas de entrenamiento a que te salga un día de mucho calor y, por tanto, a tirarlo casi todo por la borda.
Para acompañarles había pedido la ayuda de varias liebres y al final conté con Palacios, Alberto y Luis (este se unió a última hora) que les acompañaron en la segunda mitad. Yo salí con ellos y les llevé hasta el km. 23. El objetivo era marcar el ritmo a una media de 5 el km.
La subida de la Castellana hasta Plaza de Castilla nos sirvió un poco de calentamiento. Algún kilómetro se nos fue hasta 5.20 pero objetivamente ese es el tramo más duro de la carrera, lo que pasa es que como se hace al principio no se nota. Aquí ya hubo un par de señales que no me gustaron nada. En el km. 2 yo ya empezaba a sudar, y eso que estábamos a poco más de las 9 de la mañana y corriendo a un ritmo mas lento de lo que sería mi ritmo de maratón. Vamos, que el día salió caluroso y eso, en un maratón, siempre es un handicap.
Una vez coronamos Plaza de Castilla nos pusimos a ritmo. Es verdad que muchos tramos eran de franca bajada y hubo varios kilómetros que los hicimos en 4.50 y alguno incluso en 4.45. Yo me limitaba a regular, mantener el ritmo lo mejor posible y si alguno de estos asomaba el morro le echaba p'atrás.
Además yo hacía de aguador, cogiéndoles la botella en cada avituallamiento. Esto, que parece una tontería es casi un seguro de vida ya que el que corre sólo tiene que preocuparse de correr, sin cambios de ritmo ni riesgos de ningún tipo ya que los avituallamientos son una guerra.
Así fueron pasando los kilómetros. La media la pasamos en 1.45 y algo, es decir, clavao. Unos metros antes del km. 23 me esperaba el 2º turno de liebreo y allí me bajé yo, no sin alguna tentación de seguir y terminar la carrera.
Desde aquí cogí el metro y me fui hasta Atocha. Cuando llegué el único rastro que había del maratón eran las líneas de la carrera y el tráfico cortado porque por allí ni había público ni había corredores. Debí llegar en el momento en que acaba de pasar toda la élite y los populares todavía no han aparecido. Me fui hacía el río siguiendo las líneas y enseguida me encontré con algún corredor y a partir de aquí empezaron a gotear.
Cuando estaba un poco más abajo del 38 me encontré con Mario que estaba haciendo 25 km. a ritmo de maratón (corre en Vitoria el día 11 de mayo) y unos minutos después con Santi Gomez Chinchón. Y con él me puse hasta la entrada al Retiro. La verdad es que el tío iba como un tiro. La gente se quedaba flipada porque comparado con cómo iba el resto de la gente nosotros íbamos de maravilla (yo lógico, estaba fresco pero Santi, que llevaba el maratón entero...) Al final entró en 2.52.xx.
Cuando llegué al Retiro y me dí la vuelta algún espectador se quedó flipado pensando: "pero ahora no te retires". Yo les sonreí y me volví hasta el 40. Allí me encontré con Chuky y me enganché con él hasta la entrada. Otra vez vuelta al 40 y allí ya me quedé esperando a Luis y Landes.
El primero en aparecer fue Luis, que iba con Palacios y el otro Luis. Unos minutos después Landes que iba muerto, con calambres. Hizimos ese tramo final un rato andando y otro corriendo. Al final Luis 3.39 y Landes 3.45.
El maratón es otra carrera, nada tiene que ver con el resto y hay muchos factores que entran en juego. Durante la carrera todos veíamos a Landes mejor que a Luis pero al final fue éste el que mejor se adaptó. Luis ya hizo 3.38 el año pasado y la experiencia es un grado; Landes debutaba y quizás su cuerpo todavía no está acostumbrado a estas distancias.
En cualquier caso buen día de atletismo, bronceado al canto (el sol pegaba y 4 horas al sol te ponen morenito) y la convicción de que si puedo Madrid no será el maratón en el que vaya a hacer marca porque es jugarte 10 semanas de entrenamiento a que te salga un día de mucho calor y, por tanto, a tirarlo casi todo por la borda.
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