Cada vez se hace más difícil conciliar el deporte con la vida familiar y de ocio. En el puente de mayo, 4 días de fiesta en Madrid, sólo he entrenado dos de los días y haciendo el esfuerzo de levantarme tarde. Desde luego así no se hace camino :-( Eso si, de comer y beber todo lo que quieras y a todas horas.
Jueves. Vallitas tempraneras en Suanzes. Luego visita a Mora y familia, comilona, cervezas y copas. En fin, que hasta arriba.
Viernes. Viaje de ida y vuelta a Salmanca. P'a comer chuletón, p'a cenar embutidos, quesos y hornazos de la tierra. Unas copitas para rematar. Nada de correr.
Sábado. Sesión de bricomanía en casa. Unas cervecitas entre tuerca p'allá, tornillo p'acá. Un rato en el parque con el chaval y, claro, botellón. Nada de correr.
Domingo. Después de una paliza de 12 horas a la cama salgo al parque a hacerme unos kilómetros. Al menos había compañía y la cosa se me hizo más llevadera, pero sufrí bastante.
Este sábado el 3.000 obstáculos del trofeo Suanzes. A ver si al menos me corto un poco estos días y llego desintoxicado ;-)
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