El rodaje de hoy por la noche ha sido de esos de los que hacía tiempo que no tenía así. No recuerdo cuándo fue la última vez que rodé solo y tenía tan buenísimas sensaciones, hasta el punto de que iba con la sensación de estar todo el rato "sujetando los caballos".
Me he subido motorizado casi hasta el final de Arturo Soria porque tenía que ver un sitio para una cosilla que tengo que hacer mañana y la intención era volver a casa trotando. Y no sé por qué razón hoy las piernas iban solas, la respiración era tranquila, tenía fuerza, me encontraba sin quererlo rodando a muy buen ritmo.
No sé si ha sido por el fresquito de la noche. Cuando he empezado a rodar ya eran más de las 9 y eso en el mes de septiembre ya es de noche. No sé si ha sido por la sensación de frescor que han dejado cuatro gotas que han caído y el ventarrón que se ha levantado o vete tú a saber qué.
No es la primera vez que me pasa que después de entrenar en verano con muchísimo calor en cuanto llega un poco de fresco parece como que todo lo que has hecho se asimila de repente y lo que era sufrimiento pasa a ser disfrute.
En cualquier caso hoy me ha venido a la cabeza que he vuelto a disfrutar del correr (o quizás es que a pesar del sufrimiento nunca he dejado de hacerlo).
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