viernes, 19 de enero de 2007

Y llegó la hora del masaje

Ayer era el 4º día de andarse con pies de plomo, escuchando todo lo que me ha ido diciendo el cuerpo, especialmente la cadera y el gemelo, ycon mucho cuidadín de no forzar lo más mínimo, sobre todo lo que se refería a posturas, saltos de aceras, etc. etc.

Todo esto se hacía difícil todavía ayer en el parque porque las vallas no habían desaparecido y si habían cambiado de lugar. Especialmente complicada estaba la zona donde empieza y termina el 2.000, donde casi era obligado salir de la pista para seguir.

Como los otros días la intención era hacerse 15 kms. tranquilos pero, sin quererlo, me encontré que iba como un tiro y a pesar de ir reteniéndome me dejé ir los nueve primeros kilómetros a un r2 por sensaciones (digo esto porque no llevaba reloj y no sé cuánto estaba tardando en dar cada vuelta). Cuando hice el km. 9 me obligué a bajar el ritmo hasta completar los 15 restantes.

Durante este tiempo la cadera estuvo ahí con su run run. El dolor cada vez es menos dolor, más soportable y tarda más en aparecer, pero todavía no estaba bien del todo. Y casi al final me dio un amago de tirón en el gemelo fruto, como no podía ser de otra manera, de una mala pisada en la peor zona del circuito. Afortunadamente se quedó ahí y con un poco de estirar se fue.

Hoy me he dado el masaje que se ha centrado en los dos puntos clave. Cada vez se hace más difícil encontrar el punto de dolor pero todavía no las tengo todas conmigo sobre si se han ido del todo o no, confiemos en que si. Hoy descansito y mañana vuelta al bosque aunque sin forzar a tope.

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