martes, 12 de julio de 2016

Correr descalzos

Lo único malo que tiene correr descalzos es que se nos ensucian los pies o se nos rompen los calcetines.

Correr descalzos fortalece la musculatura de los pies, esa que tenemos atrofiada porque las zapatillas que usamos están super-hiper-mega reforzadas.

Yo incluiría correr descalzos en la rutina del entrenamiento, al menos dos días a la semana, por ejemplo los días de series si las hacemos en la pista. Hacer tanto calentamiento como enfriamiento sin zapatillas.

Pero también hay que tener cuidado con los contras. Correr descalzo hace que nos cambie la pisada ya que apoyamos de metatarso, con lo que ejercitamos una musculatura que no estamos acostumbrados a trabajar y si empezamos corriendo mucho tiempo descalzos vendrán las sobrecargas e incluso lesiones.

Por eso es conveniente que la introducción sea progresiva.