viernes, 28 de septiembre de 2007

Saludando a la luna



Ayer me tocó excursión en transporte público para ir y volver al trabajo. Tuve que dejar el coche en el taller para que le cambiaran el bombín de la cerradura de la puerta del conductor (la mía) y no quedó más remedio que ir y venir en metro.

Ir en metro es sinónimo de lectura así que aproveché para avanzar en la lectura del Alcalde de Zalamea. Cuando llegué a casa ya anochecía. Saludé a la family, nena incluída, y me puse de corto para disponerme a hacer el entrenamiento.

Ya puestos en faena fui improvisando sobre la marcha los ritmos. Los primeros 2 kilómetros fueron de calentamiento puro pero según fueron pasando me fui animando y encontrándome mejor. El punto de inflexión se dio en el primer 1.000 de la 2ª vuelta (di 3 + el mil y otro poquito para completar 12 km. aprox).

En este momento me encontré con dos ciclistas que iban paseando por el circuito (a pesar de las horas y del frío). Sin quererlo me encontré corriendo a su estela. Es verdad que iban de paseo, muy despacio, pero iban en bici y ponerse a su par significaba correr. Así que cuando se desviaron de mi camino me encontré lanzado a un ritmo superior al extensivo que tenía intención de hacer así que aproveché la circunstancia y me hice un último 6.000 a muy buen ritmo.

Como es habitual en mí no llevaba reloj pero uno ya se conoce y sabe cuándo va rápido, cuando parece que va rápido pero no lo va porque está cansado y cuándo va de paseo y tengo claro que se último 6.000 lo hice claramente por debajo de 4, que no está nada mal para las fechas en que estamos.

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