
La primera mitad de la primera vuelta la di tranquilita, pero luego me encontré con Jesús y entre uno y otro empezamos a darle cera al asunto hasta el punto de que lo que quería ser un trotecillo traquilo se convirtió en casi tres vueltas a r2.
Es increíble cómo el entrenamiento acumulado sale a la luz en cuanto tiene que hacerlo. Muchas veces nos pasamos entrenando, llegamos a las competiciones cansados y no rendimos todo lo que debiéramos. En este caso, en el que me he tirado dos semanas sin apenas hacer nada he comprobado que con unos días de vuelta a la normalidad podría hacer muy buenas cosas, o eso creo yo.
El miércoles quizás me anime a acompañar a Mario en uno de sus tresmiles. Ya os contaré.
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