martes, 5 de junio de 2012

Templando los nervios

Estamos en época de selectividad. A lo largo de la semana en toda España los chavales de segundo de bachillerato (nuestro COU), se juegan qué carrera van a estudiar. Como es lógico en días así surgen nervios y dudas porque los estudiantes se la juegan como quien dice a una carta. Es verdad que todos los que hemos estado en la misma situación sabemos que si se ha estudiado, si se va con los "deberes hechos", no debe haber problema y se aprobará el examen.

Es verdad que la selectividad les llega (y nos llegó) cuando todavía queda mucho por aprender de la vida y que con el paso de los años se va aprendiendo a templar esos nervios y que después del examen de la selectividad muchos hacen exámenes más importantes, sin ir más lejos muchos de los que se hacen en la universidad.

El primer símil que se me ocurre es lo que nos pasa a los corredores cuando afrontamos el primer maratón de verdad. Por mucho que se haya entrenado, que se haya seguido el plan al pie de la letra, que todo haya salido a la perfección durante la preparación, cuando llegan los días anteriores a la carrera es casi imposible no tener nervios. Hasta el punto que muchos de nosotros evitamos estar desocupados los días antes de la carrera para, precisamente, no pensar en ella y que los nervios no afloren.

Como es lógico, según van pasando maratones o carreras en general, se va a aprendiendo a dominar los nervios y los que ya llevamos "algo de mili" vemos como los recién llegados están nerviositos perdidos. Como todo en la vida, la experiencia es un grado.

Y creo que esta experiencia que vamos adquiriendo los corredores ante el "examen" casi constante que suponen las carreras en las ponemos nuestro objetivo, nos ayuda a superar con menos nervios algunas otras facetas de nuestra vida. Hace pocas fechas tuve que hacer un examen tras 9 meses de estudio y unos buenos euros. Toda una responsabilidad que afronté casi como si nada. Y algo parecido me ha ocurrido en eventos en los que he podido participar (debates, mesas redondas).

Estoy convencido que gracias a las carreras he aprendido a afrontar ciertas citas importantes con más tranquilidad que de no haber tenido este entrenamiento...

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