viernes, 26 de enero de 2007

Un dos tres, un pasito p'alante, María, un dos tres, un pasito p'atrás

Así cantaba Ricky Martin hace más de una década la que fue una de las canciones del verano. El título de la canción creo que es suficientemente claro cómo van evolucionando las cosas. Al grano.

Ayer salí a rodar siempre con mucha precacuión y con la intención de al menor sintoma de algo raro pararme para que los males no fueran a más. Mi foco de atención era, como sabéis, el gemelo. Y fíjate tu por dónde que el señor gemelo se comportó como un jabato, aguantando el tirón como si nada hubiera pasado. Un pasito p'alante.

Pero mira tu por donde que lo que reapareció fue el dolor en la cadera. El dolor en sí no deja de ser molesto pero, al menos, me permite correr. Pero el problema es que al tenerlo ahí inconscientemente se carga la pierna contraria, y de ahí me vino el achuchón del gemelo. El caso es que me di cuatro vueltecitas al parque y fue ya dentro de la 3ª cuando reapareció este dolor que yo creía ya olvidado: el pasito p'atrás.

¿Y ahora qué? Bueno, pues ahora estoy a 7 semanas para el maratón, de las cuales 2 no cuentan porque son de bajada, es decir, estoy a 5 semanas. La intención es seguir con el entrenamiento como si nada pasase hasta que aguante. De esta pueden pasar dos cosas, que el dolor se vaya o que me obligue a parar del todo. Si es la opción A habré hecho la mejor elección. Si me obliga a parar del todo tendré que olvidarme de correr el maratón, pararé del todo hasta que el dolor se haya ido y cuando vuelva pensaré en otros objetivos más alejados de los 42 km.

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