jueves, 20 de septiembre de 2007

Entrenamiento por el bosque de Valdelatas



Hoy he podido quedar con Mora y Pino para entrenar al mediodía por el bosque de Valdelatas. Ayer, cuando salíamos de Vicálvaro, le decía a Mora que si no surgía nada en el trabajo podría acercarme. A primera hora la cosa parecía que se iba a torcer porque tenía que hacer unas cosillas con unos compis y la posibilidad de que tuviera que hacerlas a la hora en que habíamos quedado era alta pero al final esas 'cosillas' se adelantaron y llegada la hora H pude salir.

Desde el Diversia, que es el punto de Alcobendas donde está el edificio ING Direct, que es en el que trabajo, hay una carretera que va bastante derecha hasta la Autónoma. Allí, en el pdvo. es donde había quedado con Pino. Y siguiendo sus indicaciones me presenté en el campus a la hora prevista, previa parada por la gasolinera para repostar (ley de Murphy, cuando más prisa tengas por llegar o menos tiempo tengas para hacerlo se te encenderá el pilotito de que hay que echarle sopa al coche.

Una vez en el campus he dado alguna vuelta de más. Lo había hecho todo a la perfección hasta allí pero una vez dentro la rotonda en la que se entra la he cogido primero a la izda. y luego por el centro. Lógicamente había que cogerla por la derecha, así que me ha tocado llamar a estos y siguiendo sus indicaciones he podido llegar.

Ya de romanos treinta y pico minutos en aeróbico extensivo procurando que Mora no pasase de las pulsaciones previstas. Esto nos ha supuesto un esfuerzo mayor del que pensaba. Mi idea era rodar un ratito e ir de charleta pero aquí el amigo va mejor de lo que cree. A ver si es capaz de sujetarse y no se pasa de rosca.

Una vez hecho el 'calentamiento' en aeróbico extensivo unas cuestecitas, 10, y vuelta a la ducha (algo más de 10 minunillos). Aquí era Pino el que pedía que más despacio.

Para acabar plato especial, 5,25 € en el bar de la facultad (o pabellón o edificio donde están las duchas), plato que consistía en unos spaguetti peores que los de la mili y un filete a la plancha que se salvaba. ¡Qué más quieres por ese precio! Al fin y al cabo nos ha quitado el hambre.

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