martes, 2 de febrero de 2016

Cuando no me importaba correr con un resfriado

Hoy es uno de esos días en los que no me he separado del cleenex. El domingo me levanté con dolorcillo de garganta, ayer lunes ya se barruntaba un constipadillo y hoy martes ya me ha dado la lata por la noche y durante todo el día he estado moqueando de lo lindo.

En algunos momentos de la mañana me he sentido sólo regular y me he planteado no hacer el entrenamiento de hoy pero luego me he puesto a recordar y me han venido a la memoria aquellos años en los que casi nada me impedía entrenar y muy gordo tenía que ser el problema para no calzarme las zapatillas.

Y escarbando en la memoria he querido recordar que aquellos días en que se entrenaba con muchos mocos uno de alguna manera aceleraba el fin del catarro, no sé por qué razón pero debe de ser que al respirar más veces mientras uno corre ayuda a limpiar las fosas nasales.

Por supuesto ni series, ni ritmos alegres ni nada por el estilo, hoy un rodajito suave, lo suficiente para romper a sudar y, sobre todo a no quedarse frío que me da a mí que todo esto viene de uno de esos días de este cálido invierno madrileño en los que después de entrenar no me abrigué, y de aquellos polvos estos lodos.



No hay comentarios: