viernes, 31 de diciembre de 2004

San Silvestre Vallecana

Por segundo año consecutivo corrí la internacional, la de verdad, en la que corren todos los grandes. Una vez arreglado todo el tema logístico: coche en la salida, coche en meta, etc. etc. y calentados (junto a los Chema Martínez, de la Ossa, Berlanas, Viciosa, etc. etc. llegó el gran momento.

El día lo había pasado muy nervioso lo que significa que me había tomado muy en serio la carrera. Incluso en la breve siesta de 1 h. soé con cosas relacionadas con la carrera. De camino a la salida en el metro dije que mi objetivo era estar en sub 35', que me conformaba con 34'59'' pero que no los firmaba. Y no iba muy desencaminado.

El pistoletazo nos puso en marcha con algún que otro empujón y de más de nervios, pero superado el riesgo de caidas me encontré bajando Serrano como parte de una horda de bárbaros colina abajo. ¡Qué velocidades! ¡3.08! el primer 1.000. 6'25'' el 2.000. Los primeros tramos de la carrera son, con mucho, los más fríos en cuanto a animación. Algún grupito por la calle Serrano y poco más. Claro, que ya quisiéramos esta animación (la que digo que es tan fria en la c/ Serrano) en muchas otras carreras.

La llegada a la puerta de Alcalá supuso el primer punto caliente. Empezaba a haber más animación. Ni que decir tiene que el ritmo seguía siendo endiablado en un perfil muy favorable con muchas cuestas abajo. El paso por Cibeles, Neptuno y Atocha supuso encontrar paulatinamente más público, pero nada que ver con lo que esperaba.

Tras pasar Atocha está situado el km. 5. Este punto lo pasé en, aprox, 16'29'' (tiempo que me gustaría tener en un 5.000 en pista pero que tampoco firmo ;-)). A partir de aquí, ya en la avda. Ciudad de Barcelona, empezó el espectáculo. Muchísima gente animando a los dos lados de la calle. Tanta que apenas dejaban 2 ´0 3 m. para los corredores. Entre el km. 5 y el 6 dimos caza a toda una ilustre: Carla Sacramento. Digo dimos porque lo hicimos Mario y Jesús Espetón (con ellos hice casi toda la carrera). Como decía el paso por Ciudad de Barcelona ya ponía los pelos de gallina.

Cruzar el puente de Vallecas y entrar en Monte Igueldo supone entrar en otra carrera. A partir de aquí se puede decir que termina la bajada y empieza la subida. Pero a cambio la animación crece hasta lo insospechado. El giro a Monte Igueldo supone entrar en un tramo en el que el pasillo que deja la gente apenas permite a más de dos corredores ir en paralelo. Es tal la animación que resulte imposible oirse. Ni siquiera recuerdo oirme respirar. En este tramo de cuestas se me fueron Jesús y Mario unos metros, aunque en Carlos Martínez Álvarez creo que les recorté algo.

La entrada al estadio, como no podía ser menos, apoteósica, me ofreció un crono por debajo de 35': 34'20'' por el reloj de meta, 2 menos por mi reloj y 4 menos por el tiempo oficial.

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