miércoles, 8 de febrero de 2012

Evangelización

Mis chuchas. De izda. a dcha: la Mía, la Nena y la Cuca

Hoy he coincidido en el metro con otro corredor y el tema del día ha sido la convivencia entre perros y corredores en los parques. Es un tema recurrente que siempre va a dar que hablar y que tiene complicada solución a no ser que todos, y sobre todo los dueños de los animales, nos concienciemos de que hay unas normas que hay que seguir. Pero los dueños también tienen queja de nosotros como corredores. Algunas no tienen fundamento, pero creo que no está de más compartirlas para que todos sepamos qué piensa el lado opuesto.

En cuanto a los corredores básicamente se quejan de nosotros en que cuando vamos en grupo parecemos el 7º de caballería en modo al galope. Y no les falta razón. Cuando vamos en grupo nadie de nosotros se aparta y si alguien viene de frente, aunque sea un corredor y de nuestro grupo, el que se tiene que apartar es el que va solo. Si yo voy corriendo por un carril de 3 m. y veo que viene de frente un pelotón de 10 corredores, yo me aparto a un lado pero sin salirme. Pues de los que vienen de frente, lo normal es que no se aparte nadie y sea yo el que tiene que salirse del carril. Claro, esto pasa con otros corredores, con viandantes...

Sobre los dueños. Lo primero que quiero comentar es que no hay intención de molestar y que lo más normal es no ser consciente de que se está haciendo. Por eso lo que hace falta es labor de evangelización (yo estoy en ello con los dueños de los amigos de mis perros en el parque de Arcentales). Hay que hacerles ver que se puede ir paseando con el perro 3 metros más allá y que ahí ya no molestan. O se puede evitar el camino que usan los corredores y coger otros senderos, que los habrá en el parque.

Siguiendo con los dueños. 
No me vale el "es que sólo está jugando, no hace nada". Yo voy corriendo y no me hace gracia que un perro se me acerque ladrando o porque quiera jugar.
Es que el perro también tiene derecho a correr. De acuerdo, pero hay unos horarios que hay que respetar. Su perro puede ir suelto de 20 a 8 h. El resto del día tiene que ir atado. Las quejas, a la alcaldesa. Esa es la norma.

En cualquier caso por mi experiencia y teniendo visión desde los dos lados de la red, creo que corredores estamos condenados a estar permanentemente en bandos distintos, aunque la sangre nunca llega al río. Algo así como amigos irreconciliables.

4 comentarios:

Sosaku Runner dijo...

Lo peor son esas cuerdas que se alargan hasta el infinito y que de noche no se ven. El dueño le da carrete al perro y se pone a mirar para otro lado, el perro se cruza y la cuerda no se ve y ya tenemos la trampa mortal.

Anónimo dijo...

Siempre la buena educación supera cualquier norma. Si alguien molesta a alguien y se puede evitar pues que se evite, aunque la norma pueda darte el derecho.
Como cosa curiosa: un viernes a las 6.45 am eraos tres haciendo técnica de carrera en un lado del carril bici casi a oscuras y un perro se nos puso a ladrar, se acercó la dueña y nos dijo que el perrito se había asustado al vernos "hacer cosas raras". Evidentemente la chica se dio cuenta de la expresión que había usado y trató de disculparse y como la pobre no sabía salir del lío al final nos descojonamos y la reconocimos que sí, que éramos tres cuarentones haciendo cosas raras impropias de nuestra condición.

Bel_ga_rion dijo...

A parte del “sólo quiere jugar”, el llamarle “ven, ven” pero no mover un dedo por ir a cogerle, y de las correas extensibles ni hablo.

vsblanco dijo...

A que a ninguno os ha pasado que sea vuestro propio perro el que os da un toque mientras vas corriendo. Aquel día mi muhé no sabía dónde meterse.

En casa'l herrero, cuchara de palo.