martes, 1 de octubre de 2013

Remoloneando

La mayoría estamos ya inmersos en la pretemporada y quien más y quien menos está ya planteándose sus próximos objetivos: que si los diezmiles de otoño que suelen culminar en la San Silvestre, que si la temporada de cross y una de las medias de invierno, algún maratón en primavera, la temporada de pista a finales de primavera, principios de verano.

Yo tengo casi decidido que mis próximos pasos irán encaminados a la pista, al 1.500 con incursiones en el 800 a modo de entrenamientos de calidad-ísima y quizás algún 3.000. Los 10.000 probablemente dejen de ser objetivos y sólo un medio, si me meto en alguna media será a modo de entrenamiento larguísimo y los crosses serán siempre un medio para endurecerse.

Y después de todo esto está el maratón que es la distancia mítica que a muchos nos hace tilín y que nos atrae como el pico al toxicómano. ¡Qué dificil es desengancharse de los 42.195! Tendrían que alinearse varios astros, varias galaxias diría yo, para que volviera a ponerme en la salida de una, pero no digo eso de que "de este agua no beberé".

Pero todo esto no son más que pensamientos porque la verdad es que estoy remoloneando bastante estas semanas, sin llegar a centrarme del todo, escaqueándome más de la cuenta y sufriendo poco en los entrenamientos. No es desmotivación, no es la falta de un objetivo claro, es algo tan claro como una maldita lista de espera.

Desde finales de junio estoy apuntado para que me hagan una pequeña operación. Se trata de cirugía ambulatoria, te vas a casa el mismo día y en dos o tres más estás listo para volver a hacer vida normal. Y esto, de por sí, ya me mete en una lucha interior. ¿Me voy a machacar ahora con entrenamientos exigentes para que cuando me llamen para intervenirme se evapore todo el trabajo?

A todo esto la elaboración de las listas no es precisamente buena. Me llamarán de una semana para otra. Así, para que uno pueda planificarse. Total, que lo mismo al día siguiente de escribir esto me llaman y una semana después estoy en el quirófano. Así me lo dieron a entender. O podría ocurrir que pasaran meses de espera. Hace poco miré cómo iba mi espera y me espetaron que la espera media para mi operación es de 198 días hábiles. Vaya, que podría tener que esperar hasta la primavera o verano del año que viene.

Así que me temo que me toca ponerme las pilas en lo que a entrenamientos se refiere. Tendré que ir viviendo al día pero creo que lo mejor es ir entrenando y que según vaya cogiendo forma intentaré hacer alguna competición. Aunque no voy a poder evitar estar pendiente de lo otro, y así se hace más difícil.

2 comentarios:

Luis Epicteto dijo...

Yo asumiría que me operarían en el plazo máximo y en entrenaría con normalidad, sabiendo que a lo mejor te llaman mañana, no puedes perder tanto tiempo

vsblanco dijo...

Epicteto, es lo que voy a hacer, pero con matices. No voy a planificarme nada que vaya más allá de una semana. Si el lunes que viene no me llaman, ya sé que ese fin de semana estoy libre y podría correr algo.

Con este condicionante sólo puedo optar a carreras poco masificadas, de las que no agotan dorsales, controles, crosses federados. Que no es poco...