miércoles, 15 de julio de 2015

Hay que fijarse en los horarios

Hoy miércoles me he levantado cansado. Bueno, más que cansado con sueño, y eso que he dormido algo más de 7 h. La razón la achaco al machaque de ayer en el gimnasio. Y es que en cuanto metes un poco de volumen en el entrenamiento el cuerpo pide más descanso. No hay que darle más vueltas.


Así que para hoy tenía prevista sesión de spinning suavecita que creía que era a las 6 de la tarde. Pensando que a esa hora no habría mucha gente (en el gimnasio se hacen largas colas para coger sitio para las clases y no todos caben) me he acercado a menos cuarto y cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que la hora de la clase de ciclo era a las 19.30.

Como ya estaba allí me he hecho un circuito completo de tren superior y de tren inferior sólo he trabajado los grupos que me pían (isquios y aductores). Lo he hecho con mucha calma para hacer tiempo. Hasta he estirado bien estirado.

Luego la clase de spinning. Se las ingenian para que te vayas viniendo arriba y cuando te quieres dar cuenta estás de pie en la bici, con mucha carga, pedaleando al ritmo de la música y sudando la gota gorda (al menos en mi caso).

Se demuestra que el cuerpo siempre protesta pero si le exiges, dentro de sus límites, acaba por hacer lo que le pides.

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